Chetumal, todavía en gran parte desconocida para el mundo de la pesca con mosca, ofrece una acción de primera clase lejos de las multitudes y a un precio económico.

El rítmico golpeteo de las olas contra el casco de la panga se silencia cuando nuestro guía, Carlos Godoy, apaga el motor y comienza a girar la embarcación, observando atentamente el destello o la cola de un macabí, sábalo o palometa. Así comienza otra mañana en uno de los secretos mejor guardados de la pesca deportiva: un rincón remoto de la costa caribeña de México, donde las aguas cristalinas de la bahía de Chetumal se encuentran con las exuberantes selvas de manglares de Quintana Roo.

A diferencia de las planicies de agua salada mucho más concurridas de la bahía de Ascensión al norte, la bahía de Chetumal ofrece a los pescadores la búsqueda de macabí, sábalo, palometa y róbalo en relativa soledad. Aquí, donde México se encuentra con Belice, los antiguos mayas alguna vez navegaron estas aguas en canoas. Hoy en día, los aventureros modernos, armados con cañas de pescar, descubren un paraíso de agua salada que rivaliza con cualquier destino de la cuenca del Caribe. También ofrece algunas ventajas que no encontrará en destinos de pesca más conocidos...